Promover la paz es de sabios
Lunes, 19 de mayo. Después de un día intenso de trabajo, celebré la Eucaristía de las 6:15 pm en la catedral. La primera lectura bíblica me inspiró esta reflexión. El apóstol Santiago distingue dos clases de sabiduría: una que es “terrena” y lleva a la discordia y otra que “procede de arriba” y conduce a la comunión. El criterio de discernimiento no lo coloca, en los conocimientos, en las brillantes ideas o excelentes consejos ni en la sagacidad para vencer los argumentos contrarios y ganar en el terreno de los litigios o negocios. El criterio que permite distinguir al sabio verdadero del falso es el comportamiento, la conducta. “¿Hay entre ustedes algún sabio y experimentado? Que lo demuestre con una buena conducta” (Santiago 3, 13). En las comunidades destinatarias del escrito, había algunos que se consideraban “maestros”, se las daban de sabios y entendidos, sentenciaban a sus anchas y se consideraban líderes. Pero sus obras no eran coherentes con sus pal