Conozcan al P. Fernando, mi colaborador


El P. Fernando será uno de mis colaboradores en  este blog. Es burgalés como yo, de la sierra de la Demanda. Es un especialista en la biblia, te hace saborear la Palabra. Entiende de números y cuentas hasta para llevar la administración diocesana. Los pobres y los enfermos le roban el corazón, y… los bolsillos. Y si ustedes lo desean, les prepara un buen pastel. Ha sido un gran regalo el que Dios me ha  dado a mí  y a la diócesis con su venida a estas Honduras.

Pero dejo que él mismo nos cuente algo  de su vida y ministerio.

*  *  *
Me nacieron en Burgos en junio de 1941.

En la sierra de la Demanda  disfruté, cada verano de mi infancia, de la alegría de compartir con mis primos la subidas a trillar en  los Escalaveros, los paseos hasta la dehesa, la pesca, las meriendas con  pan de  hogaza …

Gracias a que mis padres cuidaron que su único hijo no se quedara encerrado y consentido, disfruté acampando con los “Aspirantes de  Acción Católica” casi al pie del Urbión.  La primera vez que subí hasta las fuentes del Duero casi no llego- yo era un niño gordito- pero tomé gusto a las marchas y a subir al monte. Seguí acampando todos los años que estuve en La Salle en Burgos  y  cuando, desde los jóvenes de Acción Católica, fui admitido en el Seminario Diocesano de Burgos, continué  colaborando en lo que ya se llamaba “Movimiento Junior” y participando en los turnos del campamento serrano.
En 1959 empecé teología en la Ciudad de las Siete Colinas, Roma. La colina del Palatino era la que visitaba con más gusto. En los siete años romanos, he disfrutado enormemente de callejear y recorrer cada colina y rincón de la ciudad con los amigos o haciendo de “cicerone” de paisanos en visita. Además de pasear, algo estudié en la Gregoriana y en el Instituto Bíblico. Recibí la ordenación el día de San José de  1964 y ese mismo año concluí la licenciatura en Teología pero continué en Roma hasta obtener la licenciatura en Ciencias Bíblicas.

Al  volver a Burgos en 1966 fui destinado al norte de la provincia, a la parroquia de Medina de Pomar.  La Tesla es la cordillera que nos separaba del valle del Ebro y pronto organicé subidas, marchas y acampadas con adolescentes y jóvenes. Mi destino fue muy breve: un año que recuerdo con gran cariño e ilusión. Mi arzobispo me destinó a una parroquia de la ciudad. Estaba en casa con mis padres y la tía Elisa pero fue un cambio doloroso.   Duró poco.  En el verano del 68 el recién nombrado Obispo de Albacete, que era burgalés, llegó buscando un profesor de Biblia para el seminario de su diócesis y allí estuve siete años  en tareas de enseñanza, de catequesis, de formación permanente del clero. Recuerdo con gran cariño esos años. La comunidad de Carmelitas Descalzas sigue siendo mi lazo permanente con aquella diócesis.  Recuerdo que a las pocas semanas de estar, los compañeros del seminario me preguntaron si quería ir a algún lugar de paseo y respondí rápidamente: al monte más cercano. Me impresionan las puestas de sol  en la llanura manchega pero levantaba los ojos a los montes y no  los encontraba.

La sierra de Madrid  era camino obligado para ir y venir a Burgos. Camino recorrido tantas veces en los más de veinte años vividos en Madrid, dando clases en el Instituto de Catequética, en el de Pastoral y en la Universidad de Comillas. Con el paréntesis de los tres años en que estuve de Secretario General  de Caritas Española, todo el tiempo de Madrid ha sido tiempo de enseñanza. Cuando  hace veinte años, enfermó y murió mi padre, las visitas a Burgos, el cuidado de mi madre y de la tía, la gestión de la Confitería Ibáñez se hicieron más frecuentes.  En julio hará catorce años de la muerte de mi madre. El año anterior hice una escapada a Honduras, Nicaragua, Guatemala y Santo Domingo para visitar a antiguos alumnos de teología de las aulas de Madrid. Y la vieja llamada a compartir  la esperanza del Reino en estas tierras se hizo más viva.

A los casi 94 años murió la tía Elisa. En Comillas y en el Instituto de Pastoral asumieron mi deseo de venir acá.  A mi arzobispo le pareció muy bien la propuesta y enseguida dijo: “llamamos a Garachana”. Y en el 2001 empecé, desde el miércoles de ceniza, a preparar la Pascua en San Pedro Sula.

Colaborador

P. Fernando Ibáñez
·        Nacido: 3 de Junio de 1941, en Burgos (España).
·        Ordenado sacerdote: 19 de marzo de 1964.
·        Estudios: Licenciatura en teología por la Universidad Gregoriana y Licenciatura en  Ciencias Bíblicas por el Instituto Bíblico, en Roma.
·        Actividades pastorales:
o   Dedicado principalmente a la enseñanza bíblica en el Instituto de Catequética, en el Instituto de Pastoral, en la Universidad de Comillas, de Madrid.
o   Tres años secretario general de Caritas Española.
o   Tareas de formación permanente de sacerdotes y laicos, actividades de atención a los enfermos.

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Desde el día 28 de febrero del año 2001 está en la diócesis de San Pedro Sula en la que tiene cargos de administrador diocesano, Director del Centro de Capacitación San Pedro y párroco del Buen Pastor.

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