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Presentación

El día 1 de abril del año 2008 iniciaba mi blog “al pie del Merendón”. Estuve compartiendo experiencias, reflexiones y convicciones hasta terminar el año 2013. A lo largo de estos casi cinco años escribí sobre muy variados aspectos de la vida personal, eclesial y social. No he querido que se perdieran aquellas “palabras” porque me parece que aún pueden hacer algún bien a quien las lea. Así que he repasado los textos, guardados en la computadora, he suprimido algunos que tenían un carácter muy ocasional, y he hecho un índice por día, mes y año con el correspondiente título de cada tema, para que puedas elegir más fácilmente las cuestiones sobre las que estés más interesado. He colocado estos textos en la sección “blog de Mons. Ángel” de la página web de la diócesis, porque me parece que es una manera fácil de acceder a ellos. Dios mediante, iré colocando otros materiales elaborados al ritmo de mi actividad pastoral, en sintonía con la vida de la Iglesia, tanto diocesana com

La pascua de mi padre

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  Escribo estas reflexiones desde Burgos (España). El viernes santo a las 9:00 am hora española, a la 1:00 am hora hondureña, falleció mi padre. Pude viajar en avión esa misma mañana y llegar el sábado para celebrar su funeral y enterrarlo en el pueblo serrano donde nació, creció, trabajó, amó y vivió la mayor parte de su vida. Descansa en la tierra que regó con su sudor y de la que sacó el pan para su familia. Enterramos el cuerpo pero no la esperanza de la vida en el Señor. Hacía frío y nevaba pero el espíritu ardía de amor y de fe. La muerte de las personas más queridas pone a prueba toda nuestra vida y levanta preguntas como cruces clavadas en el alma. Para mí, la medida de las personas y el valor de la vida está en las respuestas que damos a estas preguntas últimas. Solemos decir que la muerte es “ley de vida”. Pero en el fondo quisiéramos que nadie se nos muriera, porque la “ley de vida” no es la ruptura, la separación y el olvido sino la comunión permanente en el amor. Quier

Semana SANTA, de ti depende

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  El Domingo se inicia una nueva semana. Se la llama tradicionalmente “Semana Santa”. Pero quiero decirte que la próxima semana será, para ti, lo que tú hagas de ella. Será santa si la vives santa y religiosamente. Será pagana si en tu corazón y en tu horario no hay sitio para Jesucristo. Será justa y recta si prácticas la justicia y la responsabilidad. Estará impregnada de injusticia y corrupción si tal es tu comportamiento. Será pacífica y pacificadora si cuidas la paz en tu corazón y la promueves en tus relaciones. Reinará en ella la violencia y la destrucción si te arrastra el egoísmo hasta hacer de tus manos instrumentos de robo y de muerte. Será humana si te mantienes en sobriedad y honestidad. Será animal sino eres dueño de tus pasiones   desordenadas. ¿Cómo quieres vivirla? De ti depende.   Los cristianos católicos, estemos donde estemos, hacemos memoria de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo en quien creemos, a quien amamos y en quien radica nuestra espe

Dios me está buscando

  Cuando leo algunas parábolas de Jesús revivo escenas de la vida campesina y pastoril de mi pueblo natal. La Parábola del pastor que va en busca de la oveja perdida (Lc. 15, 4-7) me parece una estampa de mis recuerdos. ¡Cuántas veces, mi padre, al regresar a casa con el rebaño de ovejas, nos decía: “me vuelvo al monte que falta una oveja. He preguntado a los vecinos, a Felipe, a Víctor, a Simón y dicen que no la han visto, que con las suyas no está”.   Y allá se internaba, en la oscuridad de la noche y en la soledad de la montaña, acompañado de su perro de carea. Y cuando regresaba con ella, al hombro, (es la mejor manera de cargar una oveja) avisaba a los vecinos: “ya la encontré”. Vamos al bar de Pepe. Hay que celebrarlo con unos vinos”.   ¿Será verdad que Dios es así? ¿Será verdad que le interesamos tanto como para ir en nuestra búsqueda y alegrarse contagiosamente cuando nos encuentra y celebrar fiesta en el cielo y en la tierra?   La historia de la humanidad no es sól

La oración como transformación personal

Las dos últimas semanas he estado fuera de Honduras dirigiendo los ejercicios espirituales a los misioneros claretianos en Guatemala y San José. He estado tan absorbido que he descuidado mi colaboración en este blog. Los ejercicios espirituales son días intensos de   oración, en su ambiente de retiro de las actividades ordinarias y plenamente dedicados a la escucha de la Palabra, a la revisión   de vida, al discernimiento de la voluntad de Dios en la vida personal y en la tarea encomendada. En artículos anteriores he compartido algunas reflexiones sobre la oración como “acto de fe” y como “expresión de la comunión de vida con Dios”. Motivado por la experiencia de los ejercicios espirituales, quiero prolongar mis comentarios desde una nueva perspectiva que sale al paso de una objeción frecuentemente formulada por algunos, a saber, que la oración es paralela a la vida, no tiene incidencia en ella, no cambia a las personas o que al menos en muchos casos, eso es lo que ocurre. To

Mortificación para la libertad

La cuaresma viene asociada tradicionalmente a la “mortificación”. Pero esta realidad ha sufrido un estrechamiento y reducción de perspectivas. Es preciso ubicarla en su verdadero contexto espiritual para tener una visión más amplia, positiva y liberadora. Vida espiritual es la vida personal animada y guiada por el Espíritu Santo. Él es quien nos hace hijos en el Hijo. Él es quien une a los creyentes con Cristo. Él es quien impulsa a la evangelización, y en lo hondo de la conciencia hace comprender y aceptar la Palabra de salvación. Es el Espíritu quien santifica desde dentro al creyente y quien   se convierte en principio de vida moral, de tal manera   que estamos llamados a vivir según el Espíritu. Pero el creyente no sólo experimenta la fuerza del Espíritu, dador de vida y comunión, sino que también comprueba en sí mismo fuerzas de muerte, de disgregación y de pecado. Tendencias de la “carne” y del “Espíritu” Con San Pablo, podemos decir que el hombre experimenta la

La vocación de educadores

La educación siempre ha estado entre las ocupaciones de la Iglesia, porque “nada hay verdaderamente humano que no encuentre   eco en su corazón” (Vaticano II, “La Iglesia en el mundo actual”, n. 1). La Iglesia particular   o diócesis de San Pedro Sula reconoce la importancia de la   educación en la vida de las personas y aprecia la tarea   de los educadores. Para motivar, acompañar y   formar a los educadores   y para promover   y coordinar la actividad educativa, cuenta con una comisión diocesana de pastoral educativa. Hoy sábado, han realizado su primera asamblea del año 2009. Han compartido su ardiente   deseo por una educación   de calidad para todos, especialmente para los pobres y han reafirmado su convicción de que los docentes y educadores   son la piedra angular de toda   reforma y renovación educativa. El día veinte exponía algunas reflexiones   sobre la responsabilidad de los educadores y   definía la responsabilidad como la capacidad de responder   del propio comp