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Felicitación Navideña

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¡Feliz Navidad!. ¡Para felicitaciones estamos!, dirá alguno, ¡con la crisis que ha explotado y las dolorosas consecuencias presentes y futuras! No es que los tiempos del nacimiento de Jesús fueran mucho mejores que los nuestros para que los ángeles anduvieran revoloteando de contentos y gritando a los hombres: “les anunciamos una gran alegría”. Entonces como ahora había gobiernos imperialistas y pueblos ocupados, guerras fratricidas e internacionales, ricos epulones y pobres lázaros, migrantes y desplazados, hambrientos y enfermos, corrupción y mentira. Quizá la gravedad de hoy está en que tenemos   más medios técnicos y recursos económicos pero el amor no ha crecido en la misma proporción. Si los setecientos mil millones de dólares, inyectados al sistema financiero por el presidente George Bush   para la reactivación económica, se repartieran entre los 6,715,000,000 habitantes de la tierra, nos tocarían a ciento cuatro dólares por habitante. ¡Y luego dicen que no hay

Hechos reseñables

La pasada semana he vivido algunos acontecimientos que considero dignos de reseñar por el significado que tienen, no sólo para mí sino para muchos de los lectores del blog. Diplomado en teología El jueves por la tarde, treinta y nueve laicos recibían su “diplomado en teología” por la Universidad Católica de Honduras, campus de San Pedro Sula, después de 270 horas académicas a lo largo del año 2008, asistiendo a las clases que se imparten los martes y los jueves de 6:00 a 9:00 p.m. Es la décima promoción que se gradúa. Yo veo en este hecho un signo del deseo de muchos laicos de profundizar en el conocimiento de su fe, de motivar su vida cristiana y de prepararse   para el desempeño de su misión en la Iglesia y en la sociedad. El documento de Aparecida nos dice con claridad y fuerza: “la vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo en América Latina y en el Caribe, requieren una clara y decidida opción por la formación de los miembros de nue

La espesura del amor y de la esperanza

El P. Vicente Nacher me ha regalado un libro que lleva por título “La espesura del amor, Dios”.   Son reflexiones, poesías, documentos, testimonios y materiales varios para este tiempo de adviento. Lo hace   todos los años y yo se lo agradezco, por el gesto mismo y porque me es de mucha utilidad. Me ha llamado la atención el título: “la espesura del amor”. Leo las páginas explicativas y, en realidad, el contenido desborda el título ya que habla no sólo de la “espesura del amor” sino también de la fe y de la esperanza. Busco en el diccionario la palabra “espesura” y leo: “cualidad de espeso. Solidez. Firmeza”. Consulto un diccionario de “ideas afines” y encuentro: “espeso, consistente, concentrado, compacto, profundo, denso”. Lo contrario de “espeso” sería inconsistente, leve, superficial, ralo, escaso. Y me pregunto: ¿Qué rasgo caracteriza más claramente a nuestra cultura actual? ¿La consistencia o la inconsistencia? ¿La profundidad o la superficialidad? ¿La espesura o el

SEDAC

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Estamos en la época de las siglas, y hasta oficialmente registradas, con derecho de propiedad. ¿Has oído pronunciar esta sigla? ¿La has visto escrita o es la primera vez que la lees? SEDAC significa Secretariado Episcopal de América Central. En nuestros ámbitos eclesiales es más conocido el CELAM: Consejo Episcopal Latinoamericano, a pesar de que el SEDAC es trece años anterior (1942) al CELAM (1955). Escribo sobre este organismo eclesial centroamericano porque la semana pasada celebró su asamblea anual en San Salvador. Nos reunimos 49 obispos: de Panamá (10 participantes), Costa Rica (6), Nicaragua (5), Honduras (8), El Salvador (10) y Guatemala (10). Según sus estatutos, el SEDAC es un organismo de comunión, colaboración y servicio a las Conferencias Episcopales del área centroamericana (Art. 1). Tiene como objetivos principales: ·         Fomentar el conocimiento mutuo, la comunicación fraterna y el afecto colegial entre todos los obispos de la región. ·       

No bajo el temor sino bajo el amor

Por la naturaleza de mi trabajo pastoral tengo la oportunidad de hablar con las personas de su vida cristiana, de sus sentimientos religiosos, de su experiencia de Dios, de la importancia e influencia de la fe en su vida. He observado que hay personas que viven su relación con Dios más desde el temor y el miedo que desde la confianza y el amor. Tienen interiorizada en su inconsciente la imagen de un Dios justiciero y hasta castigador. Más de una vez habremos oído que una madre o persona mayor dice a un niño: “no hagás eso que Dios te va a castigar”. Te invito a acompañarme por el camino de esta reflexión para que comprendas que ya no estamos bajo el temor sino bajo el amor o para que te reafirmes en ello si tal es ya tu convicción y experiencia. Hijos de Dios por el Espíritu Por la fe y el bautismo hemos recibido el Espíritu de Jesucristo. Este Espíritu “no es un espíritu de esclavos para recaer en el temor sino el espíritu de hijos, por el cual llamamos a Dios “Abba”, Pa

“Tratar de amistad”

Compartía con ustedes mi convicción y mi experiencia de que la oración brota de la fe como el agua viva del manantial y que la oración no es una obligación sino una “gozada”, un privilegio, la fe respirando a pleno pulmón. Y les prometía seguir platicando sobre esta realidad esencial de la vida cristiana. Comunión de vida. Sigamos tomando como punto de partida la experiencia humana de la relación personal. La fe humana, la confianza mutua entre las personas crea una comunión de vida: comunión   de pensamientos, sentimientos, voluntades: una comunión de personas. De manera semejante, quien cree en Jesucristo vive en comunión de vida con Él. El Nuevo Testamento explica esta realidad con diversas comparaciones. San Juan nos dirá que Jesús es la vid verdadera y nosotros sus sarmientos. Unidos   a Él tenemos   su vida y producimos   mucho fruto. Separados de Él somos sarmientos secos (Cfr.   Jn. 15, 1-6). San Pablo emplea un rico y abundante vocabulario. Por el bautismo hemos

Ejercicios con San Pablo

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“Para estar en forma” es preciso hacer ejercicio. Hay ejercicios físicos, mentales y también espirituales. Yo he estado practicando los llamados tradicionalmente “ejercicios espirituales” en la casa de espiritualidad “Monte Horeb”,   con un grupo de 32 sacerdotes de la diócesis. También los sacerdotes   necesitamos estar en plena forma espiritual para ejercer nuestro ministerio al modo y manera de Jesucristo, el Buen Pastor. No quiero decir con esto que nuestras preocupaciones y ocupaciones diarias, nuestra solicitud y trabajos por los fieles no sean ya un buen ejercicio espiritual. Lo son. Más aún, la vida espiritual del sacerdote   se expresa y se alimenta, se realiza y consolida en el mismo ejercicio del ministerio. Pero nuestra vida, para que sea armónica y feliz, volcada en la acción y arraigada en la interioridad, necesita tiempos de recogimiento, de sosiego, de oración intensa y prolongada. Nuestra agenda, por más repleta que esté de compromisos, debe dejar espac

Convocados para dar Vida

Continúo mi reflexión sobre la vocación, según el Documento de Aparecida, y desarrollo su dimensión comunitaria, su carácter progresivo y su disposición al servicio de la vida en Cristo. En esta fecha, muchos seminarios y casas de formación están terminando y evaluando el curso académico y formativo. La pastoral vocacional de las parroquias y de los centros de acompañamiento y formación de los jóvenes ultiman sus reuniones y encuentros en orden a la toma de decisiones para el próximo curso. Quizá estos pensamientos puedan ser una ayuda para ellos. Vocación y comunión Desde este enfoque comprendemos que la vocación personal y específica es vocación con otros, es con-vocación. Tal es el significado etimológico de “Iglesia”: “ecclesia” Mi vocación personal tiene una dimensión comunitaria, eclesial. Quiere decir que Dios me llama “mediante la Iglesia” y me llama a “ser Iglesia”. La comunidad de discípulos es mediación y término de la vocación. Por tanto, la pastoral vocac

Discípulos Misioneros por Vocación

He tenido la gracia   y la buena suerte de acoger, durante la pasada semana, a los responsables nacionales   de pastoral vocacional de los países latinoamericanos y a dos representantes de la Congregación vaticana para la Educación Católica y los   seminarios. Además fue invitado a desarrollar una ponencia sobre “la vocación y la pastoral vocacional en los documentos de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano”. Quienes desean conocer mi reflexión completa sobre este tema en las Conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida pueden entrar en la página web de la diócesis de San Pedro Sula: www.iglesiacatolicasps.com . En este comentario les ofrezco   solamente algunas reflexiones sobre la vocación en el documento de la V Conferencia, celebrada en Aparecida. Este documento podemos analizarlo desde diversos enfoques. A mi parecer los principales pueden expresarse   en estas cinco palabras: discipulado, misión, comunión, itinerario y vida. Me detengo

Discípulos misioneros en comunión

Aunque han pasado diez días desde el “Encuentro Diocesano” de la Diócesis de San Pedro Sula, aún resuena en mis oídos las palabras de su lema “Discípulos misioneros en comunión”; aún perduran las imágenes de la Eucaristía , Cuerpo de Cristo, celebrada, expuesta y llevada en procesión, como luz de comunión en la noche de divisiones y violencias; aún emergen los rostros de las personas provenientes de las diversas parroquias. El conjunto del encuentro en sí mismo fue ya una enseñanza: una experiencia y una escuela de comunión.   Y una enseñanza muy pedagógica ya que entraba por los ojos, por los oídos, por el contacto, por el corazón.   Con el deseo de profundizar esta enseñanza quiero compartir con los lectores de estas páginas algunas reflexiones sobre la comunión de los discípulos misioneros. A mi parecer, dos son las dimensiones que hemos de tener en cuenta: la espiritualidad de la comunión y los organismos de comunión. Los organismos sin la espiritualidad serían cuerpo si

Creer y Orar

No es lo mismo hablar de la alimentación que alimentarse, y no es lo mismo hablar de la oración que orar. No es lo mismo alimentarse que comer mucho y no es lo mismo orar que decir muchas oraciones Hay comidas malas, “comida basura” que no nutre sino que produce obesidad. Y hay oraciones malas, “oraciones falsas” que producen deformación espiritual. Por eso, es importante saber qué es la oración, para orar y orar bien. Saber es una ayuda. Porque a orar se aprende orando. Son muchas las personas que me han pedido consejo y orientación sobre “el arte de orar”. Iré exponiendo algunas reflexiones sobre la oración cristiana. Espero sus comentarios. La fe, adhesión personal Nuestro lenguaje sobre Dios es siempre humano, hablamos de Dios a partir de nuestra experiencia.   Y dentro de la experiencia humana, la que mejor nos acerca a Dios es la experiencia y el lenguaje de la relación interpersonal. Dios mismo en su revelación usa esta experiencia y estas imágenes. Y así Dios es p

Misión Compartida

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En este mes de octubre se ha reunido de San Pedro Sula   una nutrida representación Centroamericana de miembros de dos “familias religiosas”: de la “familia vicentina” y de la “familia claretiana”. De la “familia vicentina” se han encontrado paúles,   hijas de la caridad, hijas de San Vicente, misioneros seglares, juventudes marianas y laicos asociados a sus obras. Inspirándose en Aparecida y escuchando la voz de los pueblos centroamericanos han reflexionado, proyectado y orado en torno a estos tres núcleos: “ojos para ver, corazón para sentir y manos para transformar”. De la “familia claretiana” han acudido a la cita misioneros claretianos, misioneras claretianas, seglares claretianos y laicos vinculados a sus obras y a su espíritu. Celebraban el II Encuentro Centroamericano de formación para la misión compartida. En continuidad creadora con el Espíritu y misión de San Antonio María Claret, se han puesto a la luz de Aparecida y han buscado líneas de acción para hoy en

Nuestra Señora de la Merced y la misericordia liberadora

En mi particular agenda de noticias importantes   de la semana que termina, tengo anotado la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, 24 de septiembre. La advocación de María de la Merced está   asociada a la orden religiosa fundada por San Pedro Nolasco en Barcelona, el 10 de agosto de 1218. Pedro, con un grupo de compañeros   comerciantes, deciden poner sus vidas y sus bienes   al servicio de la liberación de los cristianos cautivos y prisioneros   en poder de los musulmanes. Cuando falta dinero para comprar su libertad se ofrecen ellos mismos como rehenes. Este comportamiento fue considerado como una gran “merced”, una gran “misericordia”. “Merced” en aquel tiempo significaba aquellos gestos de amor, de compasión que se dirigían a los más necesitados. Y aquellos hombres empiezan a ser llamados   “frailes de merced”, es decir,   hombres de misericordia que ponen lo que tienen y pueden   al servicio de los pobres, en este caso de los privados de libertad   y cautivos. Desd

Jornada misionera mundial

El domingo, día 19, celebramos la Jornada Mundial de las Misiones (Domund). Al igual que otros tipos de “jornadas”, también ésta pretende recordar y renovar una dimensión de la vida cristiana que debe vivirse todos los días. La “Jornada misionera” invita a todos los católicos a tomar conciencia, con lucidez y con ardor, de su condición de “discípulos misioneros”, a renovar la “pasión” por el anuncio y el testimonio del Evangelio de Jesucristo y a dilatar su corazón y sus horizontes a la medida de la catolicidad (universalidad) de la Iglesia. Para mi fue una jornada intensa. Participé durante toda la mañana en la asamblea parroquial de Ntra. Sra. de Suyapa (sector López Arellano de Choloma) y pude conocer el trabajo que están realizando estos meses: una “santa misión” como la del 2006 para que la parroquia se ponga en “estado permanente de misión”. A media tarde celebré la Eucaristía con un   grupo de 300 fieles que la Legión de María había congregado para contemplar,   vivir