Hechos reseñables


La pasada semana he vivido algunos acontecimientos que considero dignos de reseñar por el significado que tienen, no sólo para mí sino para muchos de los lectores del blog.

Diplomado en teología

El jueves por la tarde, treinta y nueve laicos recibían su “diplomado en teología” por la Universidad Católica de Honduras, campus de San Pedro Sula, después de 270 horas académicas a lo largo del año 2008, asistiendo a las clases que se imparten los martes y los jueves de 6:00 a 9:00 p.m. Es la décima promoción que se gradúa.

Yo veo en este hecho un signo del deseo de muchos laicos de profundizar en el conocimiento de su fe, de motivar su vida cristiana y de prepararse  para el desempeño de su misión en la Iglesia y en la sociedad.

El documento de Aparecida nos dice con claridad y fuerza: “la vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo en América Latina y en el Caribe, requieren una clara y decidida opción por la formación de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados, cualquiera sea la función que desarrollen en la Iglesia” (DA. 276)

Madres maestras

La mañana del viernes acompañé a las “Madres Maestras” en la clausura del curso escolar de los “JAPAIC” (Jardines de Párvulos de la Iglesia Católica). ¿Qué son las Madres Maestras? Lo dicen las mismas palabras, madres que a la vez son maestras.

El proyecto nació en el año de 1971 en una aldea de Panamá. Un grupo de madres se preguntaban, a la luz de la Palabra de Dios, qué podían hacer por los niños en edad preescolar para que no quedaran solos en casa o en la calle ya que no había en su lugar un parvulario oficial y no tenían dinero para enviarlos a centros privados de pago. Determinaron convertirse ellas en maestras.

El P. Teodoro Ruíz, misionero claretiano, trajo el proyecto a la diócesis de San Pedro Sula el año 1995. Desde entonces, la Hna. Consuelo Martínez, misionera claretiana, ha sido la animadora y responsable entusiasta del Proyecto, que cuenta ya con 16 JAPAIC, 350 niños y con 95 madres maestras que trabajan voluntariamente, ya que el proyecto funciona sobre la base del voluntariado.

La organización de madres maestras, persigue un doble objetivo: la promoción de la mujer. Se trata de preparar y acompañar a mujeres de las aldeas y de las colonias marginales para que lleguen a ser Madres Maestras y, en equipo, puedan dirigir los jardines de niños y niñas de la Iglesia Católica. Y la educación de los niños, de edad preescolar, en las zonas rurales y suburbanas. Los niños reciben también alimentación diaria y son atendidos en el cuidado de su salud.

“Dedicación” de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe

Y un tercer acontecimiento, de gran resonancia emotiva y pastoral para mí, ha sido la “dedicación” del nuevo templo parroquial de la parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” de San Pedro Sula, el día 12, a partir de las 7:00 p.m.

El 12 de diciembre de 1968, a la misma hora, bendecía Mons. Jaime Brufau la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe ubicada junto a “Cervecería Hondureña”. En octubre de 1972 erigía una nueva parroquia con el mismo nombre, se la entregaba a los misioneros claretianos de la provincia religiosa de Castilla (España) y nombraba párroco al P. Cruz Ripa, CMF, y vicario al que esto escribe.

Recuerdo que en aquellas fechas, yo recién ordenado sacerdote, me atreví a decirle a Mons. Jaime: “Monseñor, ¡ojalá tuviera fe como un granito de mostaza!” “¿Y por qué dice eso, Ángel?”, preguntó. “Porque entonces diría a la iglesia de Guadalupe: iglesita, iglesita, trasladate al barrio de Barandillas”. Se había construido la iglesia donde apenas había población y yo pensaba que el templo debía estar donde está la gente. La esperanza era que el sector, con el tiempo, se poblara. Pero no ha sido así, de manera que llegó un momento en que se consideró necesario vender el terreno y construir un nuevo templo en otro lugar.

Así se hizo, con dolor por lo que se dejaba y con alegría por lo que se comenzaba, con lágrimas al dejar unos lugares tan entrañables y con sonrisas al bendecir solemnemente la  nueva iglesia ubicada en la colonia Honduras.

Durante estos cuarenta años  se han dado grandes cambios, sociales y eclesiales. Baste decir que el territorio geográfico de aquella parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe”  que monseñor Jaime entregaba al P. Cruz Ripa y a este servidor, en el año de 1972, yo, obispo de la diócesis de San Pedro Sula, he erigido cuatro nuevas parroquias. Pero de esto escribiré otro día, primero Dios.


+ Ángel Garachana Pérez, CMF
Obispo de San Pedro Sula

Comentarios

Entradas populares de este blog

De una pastoral de conservación a una pastoral misionera

Modelo de parroquia según Aparecida

Ejercicios con San Pablo