He visitado al Papa


El Código de Derecho Canónico establece que “cada cinco años el obispo diocesano debe presentar al Romano Pontífice una relación sobre la situación de su diócesis” (canon 399)  y añade que en ese mismo año “vaya a Roma para venerar los sepulcros de  los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y preséntese al Romano Pontífice” (canon 400)

El 15 de enero entregaba al Sr. Nuncio, para que la hiciera llegar  a la Santa Sede, un informe de 95 páginas sobre la vida de la diócesis sampedrana. La relación  describe nuestra realidad social, cultural y religiosa, con sus  luces y sombras. Comenta la vida y ministerio de los obispos y de los presbíteros y la formación de los seminaristas. Explica la espiritualidad, la formación y el trabajo pastoral de los laicos en la Iglesia y en la sociedad. Informa sobre las actividades, los agentes, los logros y dificultades en los diversos campos de la pastoral, como son: la pastoral catequética, educativa, sanitaria, social, familiar, juvenil, etc.

Del 24 al 28 de junio realizaba, con los demás  obispos de Honduras, la visita al Papa Benedicto XVI y a los diversos organismos de la Curia Romana que le ayudan en el gobierno pastoral de la Iglesia. A esta visita se la llama “visita ad limina”. Visitar significa dejar el lugar en el que normalmente vivimos y desplazarnos a otro lugar para estar con otras personas durante un tiempo más o menos prolongado.

“Limina”  es el plural de la palabra  latina “limen”  que significa umbral, puerta,  morada.  Roma es la “morada”  donde están los sepulcros de los apóstoles Pedro  y Pablo, en la Basílica del Vaticano  y de  y de San Pablo “extra muros”,  basílicas que los obispos visitamos  y en las que celebramos la Eucaristía. Roma es también la “morada”  del Papa y de sus colaboradores habituales  más inmediatos.

Luego la “visita ad limina” implica dejar por unos  días la diócesis y las ocupaciones habituales para  ir a Roma a “estar con” el Papa como muestra de  la comunión con él en la fe, en el amor y en el  ministerio apostólico. Esta visita  es un signo claro y elocuente de que cada obispo forma parte del “colegio episcopal” presidido por el Papa y de  que cada diócesis,  realización concreta de la Iglesia universal en un determinado lugar, debe estar en comunión con las otras diócesis bajo el pastoreo supremo del Papa,  obispo de Roma,  que preside todas las iglesias en la fe y en la caridad.

Por todo esto, el encuentro con el Papa es el momento más importante no sólo emotivamente sino eclesiásticamente. Fui recibido por el Papa juntamente con Mons. Rómulo, mi obispo auxiliar. Nos acogió sonrientemente, afable, cercano. Después de las fotos para el recuerdo, “nos quedamos con él” durante quince minutos. Para eso habíamos ido, para estar con él en persona, para vernos,  saludarnos, vivir el encuentro interpersonal en la fe eclesial y en el afecto humano. Hay encuentros cortos pero intensos. Así fue esta visita al Papa.

Y la comunión se hace comunicación, diálogo. Platicamos sobre la vida de la diócesis.  Le hablamos de la vitalidad de nuestra Iglesia, pusimos en su corazón nuestro dolor por  los pobres, los migrantes, los asesinados. Le compartimos  nuestras prioridades pastorales y nuestras esperanzas. Y le llevamos el saludo, el afecto y la oración de los fieles  católicos de esta  diócesis sampedrana.

Escuchamos de sus labios palabras de agradecimiento, ánimo y orientación. Estos sentimientos  y directrices pastorales los compartió más ampliamente en el mensaje  que nos leyó  y entregó en la reunión con todos los obispos juntos.

Otro día comentaré expresamente este  mensaje. Hoy  termino contándoles que visitamos la Congregación de obispos, del clero  y de vida  consagrada. Nos reunimos con los responsables  de la Congregación de la fe y de la educación católica. Estuvimos en el secretariado para los laicos, para migración y para justicia y paz. Fuimos recibidos por la Comisión  para América Latina (CAL). En estos organismos dialogamos sobre cómo estamos viviendo y trabajando en las diócesis de Honduras las realidades eclesiales y sociales de los que cada organismo se ocupa.

He visitado al Papa. He vuelto a la diócesis y les traigo su saludo, aprecio y bendición junto con la esperanza que nunca defrauda, Cristo Jesús.




+ Ángel Garachana Pérez, CMF
Obispo de San Pedro Sula

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