¡Vivir!
La parroquia “Inmaculado Corazón de María” del “Sector Rivera Hernández”
está celebrando la semana por la defensa
de la vida, que tiene como lema: “con
justicia y paz defendemos la vida”. Han organizado charlas en las comunidades
sobre estos temas, un foro sobre “la justicia” en el centro “Paso a paso”, una
marcha para el sábado día 9 y la celebración de la Eucaristía , el
sacramento de la Vida Entregada, en la mañana del domingo. Además de presidir
esta Eucaristía quiero unirme a los habitantes del sector con esta oración:
Queremos vivir,
Señor.
Hay en nosotros
un profundo deseo de vida en plenitud
¿Quién ha
puesto ese anhelo, esa sed de vida?
Has sido Tú,
Padre, Dios de la vida.
Tú nos creado,
nos has
regalado el don de la vida,
una vida frágil
como el barro
pero a la vez
gloriosa
como el soplo
del Espíritu.
!Gracias,
Padre, por la vida,
por la mía y la
de mi familia,
de mis amigos,
compañeros de trabajo, vecinos,
paisanos...
! Por la vida
de toda persona humana ¡
Esta vida
humana que ha salido de tus manos, Dios creador,
libre como una
paloma en vuelo,
señora de todo
lo creado,
sabía para
contemplar la belleza del cosmos
y activa para
prolongar tu obra,
esta vida,
Señor,
no la dejas a
su suerte.
No te desentiendes
de ella,
sino que la
cuidas y proteges siempre.
Nuestra vida
está en tus manos,
que no son
manos duras y punitivas,
sino manos
cariñosas como las de una madre
que acoge,
alimenta y cuida a su niño.
Así lo hiciste
antiguamente con tu pueblo,
cuando viste su
opresión
y escuchaste su
clamor.
Y decidiste
liberarlo por medio de tu siervo Moisés.
El pueblo, Dios
de la vida, aprendió por experiencia
que no estaba a
merced de los poderes de este mundo,
sino que era
objeto de un tierno y fuerte amor de tu parte.
Así lo hiciste
al enviar a tu Hijo,
no para
condenar al mundo,
no para
aplastar la vida humana
sino para que
todo el que cree en Él
tenga vida
eterna, divina, en plenitud.
Y Jesús, tu
Hijo bien Amado, pasó haciendo el bien a todos.
Se puso al
servicio de la vida,
A su paso
irradiaba vida.
Así lo vemos
cuando da vista al ciego,
dignifica a la
mujer samaritana.
toca a los
leprosos, sana a los enfermos,
libera a los
esclavizados,
perdona a los
pecadores.
El mismo nos lo
dijo:
“Yo he venido
para que tengan vida.
Y la tengan en
plenitud” (Jn. 10,10)
Entonces,
Padre,
¿Cómo no amar,
valorar y respetar la vida propia y la de los demás?
¿Cómo seguir
despreciando, dañando, asesinando la vida de otro ser humano?
Tu mandato del
decálogo es claro: "no matarás"
Pero esto es
poco, nos dices más por Jesucristo:
"Han oído
que se dijo: "no matarás".
Pero yo les
dijo: ámense como Yo los he amado",
hasta el
perdón, el servicio, la entrega de la vida.
Señor, ayúdanos
a cuidar y respetar la vida de los demás,
a entregar
nuestra vida como Tú lo hiciste,
para que todos
tengamos en Ti Vida plena y eterna. Amen
+Ángel Garachana Pérez, CMF
Obispo de San
Pedro Sula
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